El momento que estamos esperando todo el año es aquel en el que tenemos vacaciones. Cada cual se organiza como quiere y como puede para disfrutar al máximo de este momento y lo primero que hacen es determinar qué parte del año es mejor para ello. La estación del año que más relación tiene con este concepto es sin duda el verano, que es el momento en el que cada familia o pareja decide irse a la playa o viajar a otro país, pero es cierto que todo lo que tiene que ver con las vacaciones también se está diversificando en los últimos años. Hay un montón de gente que ya se va de vacaciones en otoño y hay que tener en cuenta también que cogerlas en invierno (sobre todo por Navidad) forma parte de una total y absoluta tradición.
Hay muchos destinos a los que solemos acudir cuando tenemos vacaciones. España es uno de los países más visitados de todo el mundo y eso es por algo. Hay millones y millones de personas que apuestan por lugares de sol y playa. Es lo más típico de nuestra tierra. Pero lo cierto es que también podemos aprovechar esos días o semanas para disfrutar de la Historia de un montón de nuestras ciudades, de la tan rica gastronomía de la que disponemos en España y de un turismo rural que ya se ha convertido en mucho más que una tendencia.
Nosotros hoy vamos a hablar de otro de los destinos que son interesantes de cara a disfrutar de las vacaciones. Hablamos del pueblo. Casi todo el mundo tiene un pueblo, o un pueblo de sus padres. O un pueblo de sus abuelos. Pero todo el mundo tiene un pueblo. La verdad es que es una opción que muchas veces no se contempla y que hay gente que solo tiene en consideración cuando buscamos unas vacaciones más económicas. Aunque busquemos muchas veces el ahorro al hacer un viaje de este tipo, hay muchas razones para que disfrutemos de él al máximo. La página web del Huffington Post mostró en un artículo 15 ventajas para veranear en el pueblo, algunas de las cuales os mostramos a continuación.
- El tráfico no te despertará con su inmenso ruido, todo el mundo te conocerá y saludará por la calle y, fruto de esa confianza, podrás salir a la calle con las primeras prendas de ropa que encuentres en tu armario.
- No tendrás que usar el coche para todo (con el ahorro de gasolina que eso supone), podrás usar otros medios de transporte como la bicicleta y eso te ayudará a conectar con la naturaleza.
- Los alimentos de los que disfrutes en el pueblo serán mucho más naturales y podrás pasar tiempo recogiendo algunos en el campo.
- Podrás hacer muchísimos planes, más de los que piensas. Puedes recuperar el hábito de la siesta, recuperarás una tradición como la del juego del dominó, puedes salir a tomar el fresco, hacer una escapada para ver las estrellas e incluso, según la zona en la que se encuentre tu pueblo, te hará falta la sábana y una chaqueta por la noche.
- Todo suele ser mucho más barato.
- Finalmente, sabrás qué hora es por los sonidos del reloj de la iglesia y disfrutarás de las verbenas típicas de los pueblos, que suelen ser realmente divertidas y que nos dejan momentos para el recuerdo.
Precisamente de eso último os queremos hablar ahora: de las fiestas de los pueblos. Son momentos especiales, que sirven para conectar de nuevo con nuestras raíces, para volver a ver a gente a la que no solemos ver durante el resto del año y para disfrutar de los espacios en los que crecimos pero que tuvimos que abandonar para buscarnos la vida en otro lugar. Las fiestas de los pueblos también sirven para disfrutar de la música, del ambiente de familia que se vive en sus calles y plazas durante ese momento del año y, en definitiva, para reconectar con nuestro ser.
Son momentos que también podríamos considerar divertidos porque hay todo tipo de actividades de las que podemos disfrutar. Hay muchas cosas que se pueden hacer en las fiestas de los pueblos, pero seguro que recordáis esa barra de bar que se pone en la plaza con la música de toda la vida, esos concursos de cocina o esas comidas populares que se celebran también en la plaza y que llaman la atención de todos y cada uno de los vecinos y vecinas del municipio. Son momentos de fraternidad de los que nos acordamos durante el resto del año y que echamos de menos hasta que vuelven a llegar al año siguiente.
Durante las fiestas del pasado mes de agosto en mi pueblo, una de las cosas con las que más disfruté fue colaborando en la organización de alguno de los eventos más populares. Uno de ellos fue la realización de una paella gigante para todo el pueblo. Desde el Ayuntamiento, contactaron con Paellas Gigantes Rossini y la verdad es que el recuerdo que nos ha quedado a todos después de ese día ha sido estupendo. Comer todos y todas juntos fue una idea magnífica y una excusa para poder disfrutar los unos de los otros.
Hoy en día, gracias a los avances que ha traído la tecnología y que ha depositado en nuestras propias manos gracias a los móviles, tenemos la posibilidad de construir más recuerdos que nunca de eventos como los que acabo de mencionar. Sobre todo porque, gracias a los teléfonos móviles, podemos hacernos más fotos y compartirlas en redes sociales. Es muy importante que esto sea así porque hace posible que sintamos más amor por nuestra tierra. Y es que siempre hay que ser consciente de lo bueno que resulta para nuestra vida el simple hecho de volver al pueblo para disfrutar en él de nuestras vacaciones de verano.
Una manera de no descuidar nuestra tierra
Habréis oído hablar de que hay muchos pueblos en España que se están despoblando y que eso está presentando serias dificultades para que la vida en estas zonas sea posible. Si un municipio va perdiendo habitantes, negocios tan básicos para la vida diaria como lo son los supermercados, los bancos o las tiendas de ropa, entre muchos otros, se van a ir perdiendo. Ese es un problema y hay que ponerle solución haciendo posible que haya gente que quiera vivir en esos pueblos y evadirse de ese modo de la rutina que implica la gran ciudad.
El reto está en saber cómo combatir eso. Siempre he creído que el teletrabajo puede jugar un papel muy importante en ese cometido. De hecho, ya lo está jugando porque hay mucha gente que ha cambiado su lugar de residencia después de que haya podido disponer de una jornada caracterizada por ser 100% remota… o un porcentaje cercano a ese 100%. Lo que es evidente es que, a la más mínima oportunidad que tienen las personas de residir en lugares más tranquilos que los de las grandes ciudades, se trasladan. Y eso quiere decir algo: que queremos tranquilidad para vivir. Eso solo lo puede proporcionar un pueblo.
Las fiestas de los pueblos, de la que hemos ido hablando a lo largo de todo este artículo, ayudan a que esos pueblos sigan teniendo vida. No cabe la menor duda de que la España que se vacía se va llenando durante los meses de verano como consecuencia de esas fiestas, tal y como podemos leer en este artículo que os dejamos de la Cadena COPE. Sería importante que se siga atrayendo a la gente a estos pueblos y no solo durante las fiestas. La vida en estos lugares continúa cuando esas fiestas se han acabado. El año es muy largo y la diversión no puede ser solamente cosa de unos pocos días.
Sería una verdadera lástima que perdiéramos esos pueblos porque es sinónimo de perder también parte de nuestra historia. Además, si nadie cuida de esos lugares que están más despoblados, ¿dónde vamos a querer ir luego a descansar? Cada vez es más difícil descansar en sitios de playa, que es una de las elecciones que se suelen tomar para las vacaciones, porque están masificados. Por eso es conveniente que cuidemos de los pueblos y de todo lo que está asociado a ellos. No nos vamos a arrepentir en absoluto.
Además, es un riesgo para la salud de las personas que no tengamos pueblos en los que poder disfrutar del aire fresco y de la tranquilidad que implica convivir con la naturaleza. Los problemas de ansiedad, estrés o depresión en las personas tienen mucho que ver con que convivimos demasiado tiempo con el ruido provocado por los coches y la gente. Es conveniente que encontremos espacios de tiempo para desconectar de todo eso y los pueblos son herramientas perfectas para eso. Usadlas. Os ayudará a desconectar de verdad y a maximizar vuestro estado de bienestar y de felicidad. Eso no se puede pagar con dinero.