La belleza es una cualidad que todo el mundo desea alcanzar. Y quien diga lo contrario no está siendo todo lo sincero o sincera que debería. La vida es mucho más fácil si nos sentimos bellos o bellas. Primero, porque hará que la gente que tenemos al lado, aunque sea subconscientemente, nos valore más. Pero es que la persona que se sienta bella también va a tener motivos más que de sobra para ganar en autoestima. ¿Y es que eso no es importante? De todas las cosas que una persona acumula para ser feliz, valorarse a sí misma y tener autoestima es la que más vale.
Ni que decir tiene que hay muchas cosas que debemos valorar a la hora de intentar potenciar nuestra belleza física. Y la sonrisa es una de las partes del cuerpo que más ayudan a conseguir un propósito como del que estamos hablando. Cuidar de esa sonrisa es una labor que debemos hacer todos los días a través del cepillado. Sin embargo, es en este tipo de obligaciones donde los españoles y las españolas pinchamos en hueso. Es una pena, pero hay que decirlo tal y como es: dejamos mucho que desear en lo que tiene que ver con el cuidado de nuestros dientes. Y, como no podía ser de otra manera, eso tiene un efecto negativo sobre nuestra sonrisa… y sobre nuestra belleza.
Queremos que le echéis un vistazo a la noticia que os vamos a enlazar a continuación y que procede de la página web de Saber Vivir TV. En ella, se especifica que más de la mitad de los españoles y las españolas no se lava sus dientes dos veces al día. Y eso que lo que realmente hay que hacer es lavarlos tres. El resultado de todo esto es el hecho de que la salud dental de las personas que formamos parte de este país es bastante pobre. Quizá por eso haya mucha gente a la que su estética no le termina de convencer.
Cierto es que España no es el peor país en este sentido. Según una información desvelada por Gaceta Dental, los peores países de Europa en lo que tiene que ver con esa salud dental son Croacia, Eslovaquia, Letonia, Bulgaria, Estonia y Lituania, países balcánicos o del este. Sin embargo, las personas que disponemos de nacionalidad española no nos podemos esconder tras estos datos para justificar nuestra actitud. Lo mejor es que seamos autocríticos y empecemos a actuar cuanto antes para corregir todas estas deficiencias.
Todo lo que sea promover la belleza física de las personas justifica la inversión que hagamos en eso, ya sea mayor o menor. Según los profesionales de la clínica dental Gaudí, la sonrisa es uno de los atributos físicos en los que más confía la gente a la hora de reforzar su belleza. Y es una decisión inteligente. Solo tenemos que recordar la primera impresión que nos da una persona si, cuando la conocemos, vemos en su cara una amplia sonrisa. ¿Acaso no nos genera una mejor impresión la persona que se dirige a nosotros y nosotras con una sonrisa bonita?
La edad no importa
Hay que tener claro que el año de nacimiento que marque nuestro DNI no tiene nada que ver a la hora de valorar si es idóneo cuidar de nuestra boca o no. Hay que hacerlo con independencia de los años que tengamos. Aunque seamos ancianos o ancianas, también podemos presumir de lo bella que es nuestra sonrisa. De hecho, la sonrisa es un atributo que va ganando peso a la hora de valorar nuestra belleza conforme pasan los años.
Está claro que tampoco debe importar que seamos hombre o mujer. La sonrisa es un arma de belleza tan poderosa que funciona a la hora de embellecer tanto a un hombre como a una mujer. Y es evidente que funciona cuidar de nuestros dientes a través del cepillado (tres veces al día) y de acudir al menos una vez al año a nuestro dentista para prevenir cualquier cosa que pueda poner en jaque ya no solo la blancura de nuestra boca, sino también la salud de la misma, que es uno de los asuntos de los que no nos podemos olvidar bajo ningún concepto.
Es importante que seamos capaces de transmitir a las generaciones más jóvenes lo importante que resulta apostar por la salud de su boca. Con el tiempo, ellos y ellas mismas se irán dando cuenta de la aportación que eso puede tener en materia de belleza e irán tomando conciencia. Y, si no es así, ahí tenemos que estar los padres, madres, amigos y amigas para recordárselo, que nunca está de más recibir un consejo de quien más nos quiere.