Que la gastronomía española es una de las que mejor imagen tiene en todo el mundo es algo que podíamos intuir. Es algo que nos han dicho desde que somos pequeños y que, de hecho, nosotros y nosotras mismas podemos ver a día de hoy. Hay pocas cosas mejores que una paella, el buen pulpo gallego, el jamón y queso de las zonas más especializadas en estos productos de nuestro país… las opciones son muchas. Pero hay un producto que, sin duda, define a la perfección a nuestro país y que algunas veces pasamos demasiado por alto. Hablamos del vino, una de las señas de identidad de nuestra tierra.
Resulta que España es uno de los países que más vino produce del mundo. Producimos, de acuerdo con lo que apunta el estudio de Statista que os vamos a enlazar a continuación, un total de 28 millones de hectolitros de vino, siendo de este modo el tercer productor de todo el mundo. Francia, que produce 50 millones de hectolitros, e Italia son los dos países que tenemos por delante. Y Estados Unidos, junto con Chile, son los dos países que nos siguen en este ránking. Teniendo en cuenta que no somos un país especialmente grande en cuanto a extensión y que para cultivar vino es necesario mucho suelo, este dato es bastante significativo y muestra la importancia que tiene el vino en nuestra gastronomía.
Hay que reivindicar, del mismo modo, la calidad que tiene el vino de nuestra tierra, que es algo que tampoco hemos valorado lo suficiente, desde nuestro punto de vista. Siempre se ha tenido la sensación de que vinos como los franceses o los italianos han tenido más calidad que los nuestros y la verdad es que en todos los países hay de todo. España dispone de caldos de muy buena calidad y que son vendidos en el mundo entero en sitios de lo más refinados. Por tanto, no tenemos que poner a nuestro vino en un escalafón inferior ni mucho menos porque eso no se correspondería con la realidad.
La pregunta que todo el mundo se hace cuando hablamos de lo importante que resulta el vino español y de su calidad es: ¿por qué tiene tanta relevancia? Hay una serie de claves que son indispensables para entender esto y que no siempre se suelen tener en cuenta cuando hablamos del tema. Quienes conocen esas claves son los amigos de Vinissimo, quienes venden vino de una serie bastante amplia de bodegas y, además, proporcionan información acerca de aquellos caldos que están mejor valorados. Van a ser ellos quienes nos hablen de esas claves que mencionamos y que hacen del vino nacional un producto del que se puede presumir con orgullo.
Lo primordial, según nos cuentan, es que España tiene vinos de características que son muy distintas a causa de una buena gama de factores que a continuación vamos a ver y que se corresponden con esas claves que mencionamos.
La incidencia de la luz solar
Hablamos de algo que es básico para el desarrollo de las vides y de los frutos que proporcionan. En el norte de nuestro país, el número total de horas de luz solar al año es de 2.000, mientras que en el sur es de 3.000. Ese número de horas suele ser directamente proporcional a las temperaturas medias de cada territorio, una temperatura que va a ser clave en el proceso de maduración de la uva. Cuanto más elevada es esa temperatura, más dulce va a ser el vino que se genere en esa zona (en el sur) mientras que una temperatura más reducida da lugar a un vino más ácido.
El tipo de uva es determinante
La materia prima siempre es importante a la hora de establecer la calidad del producto final y, en el caso del vino, no podía ser de otra manera que así. Una de las grandes ventajas que tenemos en España es que en nuestro territorio se pueden encontrar infinidad de tipos de uva como Airén, Tempranillo, Bobal, Garnacha Tinta, Monastrell, Pardina, Macabeo o Palomino. Es una verdadera fortuna que podamos tener tantas variedades y no es algo que sea demasiado común en un mismo país, algo que nos permite producir una gran cantidad de vinos diferentes para que podamos dar ese gusto a todo tipo de paladares.
La pluviosidad diversa también es indispensable
En un país como el nuestro, tenemos ventajas en lo que tiene que ver con el tema de las lluvias. Seguramente os estaréis preguntando por qué, ya que aquí llueve menos que lo que puede llover en Francia, por ejemplo. La explicación es más sencilla de lo que creemos: el hecho de que haya momentos del año en los que llueve mucho (como el invierno o la primavera) hace que la uva gane en calidad. Pero el hecho de que en otros momentos llueva mucho menos o apenas lo haga (como ocurre principalmente el verano o principios del otoño) favorece que los racimos sean abundantes.
La orografía, básica para que nazcan uvas únicas
La orografía con la que contamos en España es, en muchas zonas, ondulada. Esto permite que haya determinadas zonas del país en las que se generan unas condiciones climáticas que van a favorecer el crecimiento de tipos de uva únicos. La Ribera del Duero es uno de los mejores ejemplos que podemos usar para ilustrar esto y ya sabéis que es una Denominación de Origen de primera magnitud, siendo reconocida en el mundo entero. Sanlúcar de Barrameda, O Rosal o Priorato son otros tres buenos ejemplos de lo que importa la orografía del terreno en el que nace y crece la uva.
¡Que no se nos pase hablar del tipo de suelo!
El suelo que podemos encontrar en España también es de lo más diverso y también genera ventajas para nuestro vino. Ni la temperatura, ni la pedregosidad, ni la humedad, ni la estructura, ni la textura, ni la compacticidad, ni la profundidad ni la cantidad de minerales de los que está compuesto son las mismas en ningún caso y eso beneficia que haya tantas variedades de vino en el interior de nuestras fronteras. Esto nos hace ser un país muy competitivo en materia vinícola y la verdad es que llevamos muchos años sacando réditos de esto. Esperamos, como no podía ser de otra manera, que así siga siendo de aquí en adelante.
Como habéis visto, hay muchas claves para explicar por qué disponemos de un vino de tanta calidad en España. Pero claro, debéis tener en cuenta otra cosa: la calificación de esos vinos va a depender del paladar que tengamos. Lo que puede ser un vino delicioso para una persona puede no llamar la atención de otra muy diferente. A fin de cuentas, esto es algo muy personal y no cabe la menor duda de que así lo va a seguir siendo. El vino es uno de los productos que puede satisfacer a distintos paladares y es evidente que las condiciones tan diferentes en las que crezca y se produzca tienen influencia en eso.
De hecho, fijaros en lo que apunta una noticia publicada en la web de Vinetur que procedemos a enlazaros y que se titula «¿Cómo te gusta el vino?«. En ella, se establecen nada más y nada menos que 37 adjetivos: vivo, alegre, salado, abierto, equilibrado, delicado, dulce… Estamos hablando de un producto que es de lo más especial y que, desde luego, no tiene competencia con ninguna otra bebida que pueda encontrarse en ninguna tienda de alimentación o de bebidas que se encuentre en el interior de nuestras fronteras.
El vino es un producto muy valorado en España porque nos suele acompañar en los mejores momentos. Cuando lo tomamos en un día laborable, normalmente estar con una copa de vino delante significa que ya hemos acabado con nuestra misión que teníamos en dicha jornada. Y, cuando lo tomamos en un fin de semana, lo hacemos sabiendo que podemos descansar ese día y reunirnos con todas las personas que nos importan en un ambiente distendido y en el que no hay lugar para las preocupaciones. Es decir, que ya no es solamente importante la calidad del producto, sino el contexto en el que lo estamos consumiendo y la compañía que tenemos en ese preciso instante.
Pocas cosas caracterizan más a España que el vino. Lo sabemos bien porque, tal y como hemos comentado en el párrafo anterior, es un producto que siempre se encuentra ahí, cerca de nosotros y nosotras, cuando mostramos ese carácter alegre y festivo que tenemos en este país. Por eso, siempre que hablamos de los productos que son típicos de nuestra gastronomía, el vino siempre se hace un hueco en la conversación. No es para menos, ¿no creéis? Es evidente que se lo ha ganado a pulso… y que no existen motivos para sacarlo de ahí ni mucho menos. ¡Que nada ni nadie nos impida hablar del vino y consumirlo!