Es un hecho: casi un 60% de los españoles practican deporte. Cada vez son más los parques que podemos encontrar con máquinas gratuitas a nuestra disposición para que podamos practicar ejercicio sin tener que ir al gimnasio —para niños, adultos y ancianos indistintamente y para todo tipo de disciplinas—. También podemos apreciar con bastante regularidad a personas de todas las edades y a todas horas corriendo por todas partes —ya sea junto a la playa, quien pueda, o en el centro de la ciudad— y haga el tiempo que haga.
En cualquier caso, la realidad de que casi un 60% de españoles hacen deporte significa que, si España cuenta con casi 47 millones y medio de habitantes, al menos 28 millones practican deporte por todos los lugares de nuestro país. Impresionante, ¿no?
El deporte, el mejor aliado para nuestra salud
Que la correcta alimentación es imprescindible para que nuestro organismo funcione como debería es absolutamente innegable. De hecho, la mala alimentación es la responsable de que millones de personas mueran cada año. Por eso, saber qué necesitamos diariamente para que nuestro cuerpo tenga todo lo necesario para funcionar es, cada vez, más importante.
Sin embargo, lo es todavía más para una persona que practica el deporte asiduamente.
Esto es así porque su cuerpo, al hacer más actividad física que el de una persona sedentaria, funciona de forma diferente.
Cuando una persona es sedentaria no tiene los mismos gastos energéticos ni necesita tanto acopio de nutrientes. Pero, ¿qué puede suceder si el cuerpo no se nutre de las cosas necesarias cuando se le exige un máximo rendimiento o se le somete a un esfuerzo continuo?
- Empiezan a aparecer las consecuentes lesiones, ya que estas suceden ante la práctica de cualquier tipo de ejercicio, pero se suelen recuperar cuando el cuerpo recibe los materiales necesarios para reparar el daño y durante el proceso de descanso de cada noche. Si no se proporciona lo necesario para reparar el daño la lesión, no solo persistirá en el tiempo, sino que se agravará.
- Debido a la falta de nutrientes de calidad, el cuerpo empezará a cansarse a causa del sobreesfuerzo y la falta de combustible.
- Tampoco se lograrán los resultados que se esperan, demorándose demasiado la mejora del rendimiento deportivo y también la ganancia de masa muscular.
Por supuesto, si nos alimentamos correctamente, el ejercicio nos dará muchos de estos beneficios:
- Nuestra salud cardiopulmonar mejorará. Esto sucede porque, al practicar deporte, necesitamos bombear más sangre para que esta lleve mayor cantidad de oxígeno a todos nuestros músculos. Y esta es la razón de que nuestras pulsaciones aumenten durante el ejercicio, porque el corazón trabaja más rápido para que a nuestro cuerpo no le falte este elemento. A la vez, nuestros pulmones trabajan a una mayor capacidad por exactamente el mismo motivo. Una persona asidua al deporte va a conseguir que su corazón y sus pulmones tengan una mayor capacidad y sean más saludables y menos propensos a enfermedades que los de una persona normal. En definitiva, su salud cardiopulmonar será mucho mejor.
- También fortalecerá notablemente nuestro esqueleto, nuestros músculos, tendones y cartílagos. Es lógico: una persona que practica deporte se mueve. Salta, brinca, corre, levanta pesas… En definitiva, USA SU CUERPO. En consecuencia, todo su cuerpo y lo que lo conforma se prepara y se fortalece, y esto hace que sea menos propenso a que nos lesionemos (rompernos huesos, lastimarnos articulaciones…”), porque nuestro cuerpo será más fuerte que el de una persona que no practica ningún tipo de deporte y tiene una vida sedentaria.
Muchos aclaran que parte de este fortalecimiento es debido a las pequeñas microrroturas de los huesos y los músculos, que son rápidamente reparadas durante el descanso. El cuerpo no sabe lo que pasa fuera ni qué ha causado dicho esfuerzo, por lo tanto, creyendo que se encuentra en una situación en la que corre peligro su vida, no solo reparará esas fibras, sino que aumentará su número y las fortalecerá. Para que el organismo esté preparado para el mismo tipo de esfuerzo y quizás, un poco más.
- Menor riesgo de enfermedades del organismo, sobre todo las de índole cardiovascular, tales como el colesterol, la diabetes… Esto ocurre porque, cuando realizamos deporte, los órganos funcionan de una manera mucho más efectiva. Es decir, que, gracias al deporte, tendremos menos posibilidades de contraer enfermedades por un mal funcionamiento de algún órgano —aunque, por supuesto, no elimine totalmente el riesgo, solo lo disminuya—. Por algo dicen que una máquina se estropea antes cuando no se usa que cuando se usa a diario. Y es que nuestro cuerpo es como una máquina, muy compleja y casi perfecta. Cuando más la uses, siempre que sea con cabeza y no caigas en el sobreentrenamiento, mejor te sentirás y serás más capaz de hacer cualquier tipo de cosas.
- ¡Por no hablar de la autoestima! Y es que a todos nos gusta vernos fuertes y saludables, ya sea por nosotros mismos o por la visión que otros tienen sobre nosotros. Por favor, esto no quiere decir que, si no realizas deporte, eres menos válido. Nunca hay que basar nuestra autoestima en nuestro físico, es un grave error. Sobre todo, porque, debido al paso del tiempo, ciertas facultades empeoran inevitablemente. Sin embargo, sí que es cierto que nuestra salud mental mejora con la práctica del ejercicio físico y no solo debido a la liberación de ciertas hormonas que causan felicidad al organismo, también por la liberación de estrés, la mejora de nuestro aspecto, el logro y consecución de metas impuestas que nos dan sensación de logro y orgullo y por la mejora de nuestras capacidades para afrontar los retos que se nos presentan en el día a día.
Yo misma he sido testigo de cómo la salud de una persona mejora con el deporte.
Mi padre, de 72 años, había pasado los últimos años con —como yo lo llamo— una barriga cervecera enorme. Lo que más me preocupaba era que, con el simple hecho de andar doscientos metros, ya se cansaba y se ponía a toser de una forma horrorosa, que parecía que iba a quedarse sin pulmones de un momento a otro.
Hace cosa de unos meses, dejó el tabaco —porque sí, esa era otra: fumaba como un condenado— y, sin más, empezó, poco a poco, a caminar y a trazarse cada vez rutas más largas. Es decir, empezó caminando quinientos metros —con sus paradas, descansos e hidrataciones— y, paulatinamente, fue subiendo. Media hora, una hora, ¡incluso dos! Hasta que, a día de hoy, camina, sin falta, ¡entre veinte, treinta y cuarenta kilómetros al día!
He sido testigo de cómo su tos ha desaparecido, de cómo ha perdido cuarenta kilos y, lo mejor de todo, ¡de cómo toda su salud ha mejorado de una forma tan increíble que —siendo sinceros— está en mejor forma que muchos adolescentes que he visto!
La importancia de la energía en los deportistas
No hablo de la energía que posee cualquier persona al despertar, en absoluto.
Hablo de la energía que hace que nuestro cuerpo funcione mayor cantidad de tiempo. Nuestro cuerpo precisa de energía para funcionar y, si no la tiene, nos cansamos y no rendimos tanto como deberíamos. ¡Incluso podemos lesionarnos!
Por eso, el consumo de alimentos altamente energéticos es fundamental para el deportista, porque otorgan una enorme cantidad de energía durante el tiempo necesario que dura el deporte, como ya hemos descrito anteriormente.
El ideal para todo deportista son los frutos secos, porque estos aportan una enorme cantidad de energía al cuerpo tras su ingesta. Además, son muy saludables para el organismo, porque sacian en el acto —es decir, necesitas de poca cantidad para llenarte un rato— y, además, contiene una enorme cantidad de nutrientes necesarios para el organismo y su correcto funcionamiento. Lo mejor es que son nutrientes que se van liberando energía poco a poco, lo que es idean para tener una energía duradera durante la duración del ejercicio, sin necesidad de llenarse demasiado el estómago.
Os aconsejo que, si vais a decantaros por los frutos secos, lo hagáis por aquellos que os garanticen que son ecológicos, como este pistacho crudo de Frutos Secos del Carmen, porque esto significa que han sido obtenidos sin fertilizantes, plaguicidas, productos químicos u hormonas de crecimiento, lo que hace que su consumo sea mucho más sano para nuestra salud y, sobre todo… para el medio ambiente. Ya que estamos pensando en la salud, no nos saltemos ningún paso y hagámoslo todo correctamente por el bien de nuestro cuerpo.