Los avances en cirugía son realmente importantes en los últimos años, por lo que no es de extrañar que tanto los españoles como los ciudadanos de otros países tendamos a operarnos cada vez más de la vista. Así, en una época en la que tantos problemas de visión tenemos a raíz del uso excesivo de pantallas, muchos de nosotros queremos mantener nuestro rostro libre de gafas o lentillas, por lo que optamos por someternos a una cirugía.
En este sentido, en la actualidad, la cirugía ocular refractiva es una gran potencia mundial, por lo que vamos a ver los diferentes tipos de intervenciones que se pueden realizar de este tipo.
- Esta técnica consiste en realizar una incisión en el tejido más superficial de la córnea, utilizando para ello una cuchilla especial. Posteriormente se levantará una capa en este tejido, con el fin de aplicar un láser. Una vez que ha finalizado, la capa levantada se recoloca para que se adapte a la córnea del paciente. El Lasik permite moldear la zona central de la córnea, con el fin de que esta posea el grado de curvatura perfecto para lograr el enfoque de las imágenes en la retina. No obstante, es importante tener en cuenta que esta cirugía solo permite corregir el defecto de refracción existente en el momento en el que esta se realiza. Es por esta razón que se recomienda recurrir a ella cuando la graduación se encuentre estable. De lo contrario, la intervención no servirá de nada y pronto reaparecerán los problemas de visión. Como dato, es importante saber que someterse a esta intervención exige prescindir de las lentillas durante la semana previa a la misma. Esta cirugía se realiza de forma ambulatoria y no es dolorosa ya que se emplea colirio anestésico. El postoperatorio no es complicado, pues normalmente solo se precisa un día para volver a la normalidad. La técnica LASIK es rápida, poco molesta y capaz de tratar miopías severas, por lo que es una de las principales alternativas de tratamiento para los problemas refractivos.
- Esta técnica se asemeja a la anterior, con la diferencia que en este caso no se emplea una cuchilla especial, sino un láser de gran precisión. Este permite, utilizando infrarrojos, crear una separación del tejido superficial de la córnea sin necesidad de hacer un corte. Esto se traduce en que el levantamiento de la capa es más preciso y también más seguro. El resto del procedimiento sigue la misma dinámica, pues al levantar la capa se aplica láser de tratamiento que permite corregir el defecto refractivo. Una vez que se ha aplicado, la capa se vuelve a colocar sobre la córnea. El femtolasik ha comenzado a aplicarse más que el lasik, ya que esta forma de intervenir ofrece unos resultados de mayor calidad y reduce notablemente el riesgo de complicaciones postoperatorias, tal y como nos recuerda la Doctora Cecilia Rodríguez.
- Esta técnica se realiza retirando la capa corneal más fina, llamada epitelio, con la ayuda de una espátula quirúrgica. Tras esto, se aplica el láser sobre el área de la córnea despejada de epitelio. Al finalizar, se colocará al paciente una lente de contacto terapéutica para reducir sus molestias. La ventaja de la PRK es su alto grado de seguridad. Sin embargo, tiene un gran inconveniente, y es que su postoperatorio puede alargarse hasta tres días, que es el tiempo que el epitelio tarda en regenerarse. Aunque sus indicaciones son iguales a las del Lasik, el PRK es una buena opción para quienes no son buenos candidatos al Lasik, especialmente aquellas personas con córneas demasiado finas o sequedad ocultar. Esta intervención es eficaz en las miopías bajas y moderadas, las miopías asociadas a astigmatismo y las hipermetropías moderadas y bajas sin astigmatismo.
- Esta intervención consiste en introducir una lente entre el iris y el cristalino. Este último es una lente que permite al ojo enfocar aquellos objetos más lejanos. La lente artificial debe estar ajustada a las necesidades del paciente en cuestión, pues su graduación debe ser la que este necesita para poder prescindir del uso de gafas. Esta forma de cirugía es la más invasiva, por lo que se suele pautar en aquellos pacientes con graduaciones muy elevadas o en aquellos donde el uso del láser está contraindicado. No obstante, los resultados del ICL son de gran calidad y permiten mejorar notablemente la calidad de la visión.
Riesgos de la cirugía refractiva
Este tipo de cirugía es, como venimos comentando, una técnica segura. Sin embargo, tal y como sucede con todas las intervenciones médicas, puede implicar algunas complicaciones y riesgos.
- Esta palabra hace referencia a la inflamación de la córnea. Esta complicación no es muy habitual, pero puede dificultar seriamente el proceso de cicatrización. Normalmente, se puede abordar de manera eficaz con el uso de antibióticos.
- Corrección escasa o excesiva del defecto de refracción. Es posible que el ajuste realizado no haya sido lo suficientemente preciso, por lo que la visión no se restaura como es debido. En estos casos, el paciente debe someterse de nuevo a una cirugía o resignarse a usar gafas.
- Disminución de la sensibilidad al contraste. En entornos de luz tenue se reduce esta sensibilidad, lo que puede dificultar tareas como conducir de noche. No obstante, este efecto suele ser temporal y se revierte con el tiempo.
- Sensibilidad excesiva a la luz. Al igual que el anterior, este efecto es habitual, pero termina remitiendo con el tiempo.