Factores de riesgo de una conducta suicida

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Según los datos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2021 se quitaron la vida 4.003 personas, un 1,6% más que en el año 2020, con 3.941 personas, siendo la primera causa de muerte externa en España, donde nunca antes, desde que existen estudios, se había superado la barrera de los 4.000 fallecimientos.

El deterioro de la salud mental ha ido acompañado del incremento de los factores de riesgo asociados al suicidio, y la pandemia sufrida por el COVID-19 ha incidido y provocado un grave impacto en la salud mental de la población. Según la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo, cerca de 1.000 millones de personas viven con un trastorno mental y una persona se suicida cada 40 segundos. Ello ha puesto en evidencia la necesidad de prestar una especial atención a la salud mental de la población no solo durante una situación de crisis sanitaria, como la vivida con la pandemia, sino también durante una situación considerada de normalidad.

Además, la Organización Mundial de la Salud ya advirtió en el año 2000 que un suicidio individual podría afectar íntimamente, al menos, a otras seis personas, por lo que cada año, supondría que más de 18.000 personas supervivientes en España podrían llegar a sufrir las consecuencias trágicas y traumáticas de vivir un suicidio. Es por ello por lo que se necesita establecer un sistema de prevención, detección precoz y atención a personas con riesgo de conducta suicida, tal y como nos explica el doctor José A. Hernández Hernández, quien trata cada día este tipo de casos en su consulta y, por ello, conoce de primera mano los métodos y técnicas a seguir.

Los principales factores de riesgo de una conducta suicida son:

  • Antecedentes familiares. Hay estudios que demuestran la heredabilidad de la conducta suicida, sin embargo, a día de hoy no se conocen todavía los mecanismos genéticos implicados. Un estudio familiar describió que los familiares de primer grado de sujetos que se habían suicidado, tendrían una tasa de suicidio ocho veces superior a la de los que no lo hicieron.
  • Intento previo de suicidio. Las personas que han acometido ya alguna tentativa de suicidio en el pasado presentan 40 veces más riesgo de morir por esta causa, pudiendo afirmarse que entre un uno y un seis por ciento de los pacientes que ingresan por un intento de suicidio fallecen por la misma causa en el año siguiente.
  • Depresión. Según estudios realizados la depresión aumenta veinte veces el riesgo de una persona al suicidio, siendo este especialmente alto al inicio al inicio o hacia el final del episodio depresivo.
  • Consumo de alcohol y/o drogas. Se estima que un 15 % de los enfermos que sufren alcoholismo se suicidan. El alcoholismo puede estar asociado, además con otros factores que contribuyan a generar inestabilidad mental, como puede ser, sufrir una enfermedad médica, trastornos de ánimo, ser varón de mediana edad, soltero o con antecedentes de ruptura sentimental, aislado socialmente, con problemas económicos y/o laborales, etc. Igualmente, fatídico es el consumo de drogas como cocaína, cannabis, cristal…
  • Sufrir una pérdida importante, como la de una relación o una muerte. La pérdida de un ser querido, esposa, marido, hijo… o una separación sentimental, puede acarrear un importante trastorno emocional que desencadene un triste final.
  • Situación laboral o económica. El desempleo se ha relacionado con las tasas de suicidio desde hace mucho tiempo.Además, hay factores añadidos a la pérdida de trabajo que se relacionan con el suicidio, como son los problemas económicos o financieros.

Algunas de las señales que nos pueden indicar un posible intento de suicidio, son:

  • Hacer amenazas directas de hacerse daño o quitarse la vida.
  • Tener un plan o pensar un modo de cometer suicidio; por ejemplo, comprar una cuerda, acumular pastillas, conducir de modo alterado…
  • Estar enfocado en la muerte, ya sea por medio de conversaciones, escritos, dibujos…
  • Tener comportamientos y estados de ánimo asociados con la depresión.
  • Tener cambios de personalidad o de humor, incluso ponerse feliz o tranquilo repentinamente después de estar triste.
  • Descuidar la apariencia o higiene.
  • Hacer cosas arriesgadas o autodestructivas.
  • Regalar pertenencias significativas.
  • Atender asuntos del final de la vida, como crear un testamento o poner en orden el seguro de vida.
  • Despedirse de amigos y seres queridos.

Enfermedades mentales

En muchas ocasiones, los suicidios o los intentos de quitarse la vida están motivados por enfermedades mentales que complican mucho la calidad de vida de las personas que las sufren. Algunas de las enfermedades mentales más significativas son:

  • Trastornos del neurodesarrollo.
  • Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
  • Trastorno bipolar y trastornos relacionados.
  • Trastornos depresivos.
  • Trastornos de ansiedad.
  • Trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados.
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