Salir a cenar es una de nuestras opciones preferidas de ocio. Después nos apetece tomar una copa y salir a bailar para continuar la fiesta. Los clubs nos permiten hacerlo todo en las mismas instalaciones. Sin movernos de allí. Por eso se están convirtiendo en una alternativa cada vez más popular.
La palabra club es un término inglés que hace referencia a una asociación exclusiva. En 1969 se inaugura en Londres el Tramp Club. Un local nocturno al que solo podía acudir a cenar sus miembros. La mayoría de ellos, personajes conocidos del mundo de la música y del cine.
Era la época en la que se estaban disolviendo los Beatles. En la que John Lennon y Joko Ono arrastraban una legión de fotógrafos allá por donde fueran. Cuando los Rolling Stones y los Who ocupaban páginas enteras de periódicos que relataban sus correrías nocturnas.
Determinados actores del mundo del cine se habían hecho populares y solían atraer la atención de una prensa del corazón, cada vez era más morbosa y sensacionalista. Sean Connery había rodado varias películas de la saga 007. El actor cómico Peter Sellers se había hecho famoso con la película “La Pantera Rosa”.
El local londinense ofrecía una discreción absoluta a sus socios. En sus instalaciones no había ningún paparazzi. Más aún, el servicio de seguridad que había en la puerta requisaba las cámaras fotográficas. Lo que pasaba en el “Tramp” se quedaba el “Tramp”.
Los comensales estaban tan a gusto, que no querían salir de allí durante toda la noche. Al poco tiempo, el club acondicionó un área de discoteca para bailar y varios reservados privados.
El modelo de local nocturno del Tramp se ha ido extendiendo por todo el mundo. Ahora, muchos de estos clubs no son privados, están abiertos al público. Ofrecen igualmente intimidad a sus clientes, pero, sobre todo, la posibilidad de realizar diferentes actividades en sus recintos, no solo cenar.
Los clubs están de moda.
Algunos de los locales nocturnos más de moda son clubs.
Uno de los restaurantes más exclusivos de París, el Gaston Acuario, es un club. En una de sus plantas tienen acondicionada una discoteca y una sala de espectáculos, donde cada fin de semana ofrecen shows de cabaret que recrean las noches locas del París de los años 20. Un local frecuentado por el mundo de la moda. Sobre todo, desde que la modelo Natalia Vodianova decidiera celebrar allí uno de sus cumpleaños o desde que el fotógrafo de modas Mario Testino se convirtiera uno de sus clientes habituales.
En el centro de Londres, el hall de la antigua sede central del Midland Bank se abarrota de gente cada noche. La razón de ello es que dentro del edificio hay 9 restaurantes diferentes, música en directo y hasta un bar clandestino, situado en la antigua cámara acorazada del banco.
La gran manzana de Nueva York tampoco se escapa al embrujo de los clubs. En Manhattan, cerca de Wall Street, en la calle Lafayette se encuentra uno de los restaurantes de moda, el Caccau. Un local en el que después de cenar, tienes un espacio en el que poder tomar cocteles y bailar un poco.
Hemos tenido la suerte de poder hablar con los gerentes de Pelican Experience, un club ubicado en la playa de San Juan de Alicante, en la que además de degustar comida de fusión con inspiración japonesa, dispone de coctelería, zona de reservados y un club para bailar. Según los directores de este local, además de que el proyecto les parecía interesante, daba respuesta a una necesidad real. Hay personas que desean salir a cenar y después relajarse un poco, bailando o bebiendo algo, pero no les apetece ir dando vueltas de allá para acá hasta encontrar el lugar adecuado.
Clubs en Madrid.
Por mucho que quiera, Madrid no puede escapar de la leyenda de la Movida Madrileña. Es algo que le persigue y le perseguirá de por vida. El blog City Confidential nos habla de Casa Canito. Un aparente bar de tapas madrileño de toda la vida, de esos que te ponen bocadillos de calamares con mahonesa, pero, eso sí, con una decoración más actual. En la parte de arriba posee un club clandestino en la que pinchan música de los años 80.
Ubicado en el Paseo de los Recoletos, cerca del parque del retiro, el club cuida hasta los últimos detalles. Con una decoración que recuerda la época de la movida, sus paredes están repletas de fotos y entradas de conciertos de la época. El local tiene un pequeño escenario, donde de vez en cuando se sube algún músico para dar un concierto.
Se dice que en los 80, en Madrid, dabas una patada a una piedra y te salía un grupo de Pop o de Rock. Aún quedan músicos activos de aquella época, y muchos, que se resisten a retirarse por completo.
En Casa Canito nada se da por casualidad. El mismo nombre del local hace referencia al batería de “Tos”, el grupo que tenían los hermanos Urquijo antes de montar “Los Secretos”. Un músico de 20 años que murió en un accidente de tráfico después de participar en un bolo, y cuyo concierto de homenaje el 9 de febrero de 1980 en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Complutense de Madrid, se considera el pistoletazo de salida de la movida madrileña.
No muy lejos de allí, cerca de la Plaza del Sol, se encuentra el Barbara Ann, un restaurante con aire hippy setentero que a eso de las 23:30, los camareros retiran las mesas y el local se convierte en un disco pub en el que igual pinchan a Aitana que música disco de los Jackson Five. Durante toda la cena, el servicio ofrece a los comensales que se queden hasta el final. Lo mejor de la velada empezará unas horas más tarde. Un estilo de club muy madrileño, donde la imaginación y la inventiva suplen la falta de espacio.
Clubs en Barcelona.
Con un ambiente muy diferente, la revista Vanitatis nos habla del club Bluespot. Un local ubicado cerca del puerto deportivo, al costado del Maremagnum, donde dos de los socios más conocidos eran Shakira y Gerard Piqué. Ambos, cuando eran matrimonio, decidieron invertir dinero en el proyecto. No sabemos si a día de hoy, tras el divorcio, siguen siendo socios. Se supone que sí, porque los negocios se mueven en una esfera distinta a la vida sentimental.
El Bluespot es un restaurante especializado en arroces, pescados y cocina de mercado. Entrada la noche, se abre una sala anexa al comedor, donde la gente puede escuchar música, bailar y tomar una copa. Esta zona más nocturna, tiene también una entrada independiente desde la calle. Es un local visitado tradicionalmente por los jugadores del Barça, por lo que no te extrañe cruzarte con alguno de ellos si te das una vuelta por allí.
En la Avenida Diagonal 640, cerca del centro comercial L´Illa se halla el “Negro, no tan Negro”. Un club con dos alturas, en la que en la plata baja dispone de un restaurante japonés, en el que tienes que reservar para cenar allí, y en la planta de arriba, hay una discoteca con DJ donde la sesión se alarga hasta las dos de la madrugada.
Una experiencia diferente.
Desde luego pasar una noche de fiesta en un club es una salida distinta a la que estamos acostumbrados a realizar. Lo habitual es que quedemos con los amigos o la pareja en un restaurante en el que hemos reservado mesa y después nos desplacemos por la ciudad buscando lugares en los que tomar algo. Una noche de fiesta tiene un aspecto de peregrinación con varias paradas de Viacrucis. Los clubs nos proponen hacerlo todo sin movernos de las instalaciones. No es una opción ni mejor, ni peor, solo diferente. Yo la encuentro interesante en dos situaciones concretas.
Una de ellas son las fiestas colectivas. Las quedadas que hemos organizado con compañeros de trabajo o con grupos de amigos que hace tiempo que no veíamos. Si nos encargamos nosotros de organizar la velada, queremos que todo salga a la perfección. Una apuesta segura es celebrar una cena en un club. Cuando la gente ha terminado de comer, tiene distintas propuestas para continuar la noche sin salir de allí. Son una solución efectiva para, por ejemplo, cenas de empresa.
Otra situación en la que veo interesante los clubs es cuando estamos de visita en una ciudad que no conocemos. Cuando estamos de vacaciones y nos apetece salir una noche de fiesta vamos un poco perdidos. Estamos a rebufo de lo que hace la gente del lugar. Caminando de un lugar a otro como unos patos mareados. Los clubs nos permiten disfrutar de la noche sin riesgo a perdernos o a acabar en un lugar no deseado. Todo lo que necesitamos lo encontramos en el local.
Sea cual sea la situación, cenar en un club es una experiencia recomendable. Ya los dice su slogan: ‘dinner and dance’, comer y bailar, en un mismo lugar.