Mantener una buena higiene dental es indispensable para la salud oral y de todo el organismo. A veces se nos olvida que por la boca, pasa todo lo que entra en el organismo y si esta no se encuentra en buenas condiciones, las bacterias y afecciones pueden pasar al resto del cuerpo. La base de una buena higiene dental es un buen cepillado de los dientes, algo que hacemos de forma habitual y en gran medida, automática. Lo que implica que, la mayoría de las veces lo hacemos sin prestar demasiada atención a lo que hacemos. No obstante, nos creemos que lo hacemos bien por el mero hecho de pasar el cepillo de dientes por nuestra dentadura. Sin embargo, no necesariamente es así y, como nos indican nuestros amigos de la Clínica Dental Plaza Prosperidad, profesionales del sector especializados en diversas ramas del campo, la técnica es importante.
Si bien es cierto que el cepillado de los dientes es una tarea que aprendemos desde la más tierna infancia y la repetimos hasta la saciedad durante toda nuestra vida, también lo es que no aprendemos a hacerlo como debiéramos. De todas formas, nunca es tarde para aprender y, como también sabemos, contar con una buena técnica de cepillado, reduce mucho la posibilidad de que aparezcan las temidas caries y la inflamación de las encías, manteniendo a raya las consiguientes enfermedades periodontales.
El objetivo del cepillado de los dientes, es en esencia arrastrar la placa dental, por lo que es fundamental que la técnica empleada, sea eficaz y se realice de forma adecuada. La diferencia entre hacerlo bien o hacerlo mal, puede ser importante y no implica mayor inversión de tiempo o medios. Solo hay que hacer las cosas como corresponde para tener el resultado deseado. En este artículo, vamos a hablar precisamente sobre esas técnicas y algunos otros aspectos que pueden ayudar a mantener una buena salud bucal.
Diferentes técnicas con una misma finalidad
Ya sabemos que la placa dental es una capa que apenas se percibe y que está compuesta por bacterias, azucares, saliva y otros restos de alimentos. Esta fina capa, se acumula sobre la superficie de los dientes y encías pudiendo dar lugar al enrojecimiento de las encías, su inflamación e incluso, sangrado. Eliminarla a diario es fundamental para evitar que se endurezca y derive en la formación de sarro que, además de antiestético acarrea otro tipo de problemas.
Como no existe una sola manera de cepillarse los dientes, aunque pensemos que sí, vamos a tomar nota de las técnicas adecuadas para las situaciones concretas que se puedan dar. De las cinco técnicas de las que vamos a hablar a continuación, las tres primeras son las mas utilizadas, pero las alternativas siempre vienen bien por si nos apetece cambiar de vez en cuando.
La primera de las técnicas es la conocida como Bass. Para poner en práctica esta técnica de cepillado, hay que colocar las cerdas del cepillo en un ángulo de cuarenta y cinco grados justo en la zona en la que dientes y encía se unen. Con esta posición, hay que realizar un movimiento horizontal vibratorio durante quince segundos cada dos dientes. Las caras internas de los dientes se cepillan en vertical y las cimas de molares y premolares, hacia delante y hacia atrás. Esta técnica es la adecuada en caso de sufrir gingivitis o periodontitis.
La siguiente técnica es la denominada como Stillman, similar a la anterior, pero sin apoyar las cerdas entre dientes y encías, sino dos milímetros por encima de estas últimas. Del mismo modo, se coloca el cepillo en un ángulo de cuarenta y cinco grados, se realiza el mismo movimiento vibratorio durante el mismo tiempo pero ejerciendo mayor presión. Las caras interiores se cepillan con la técnica del cepillo separado: colocado verticalmente y realizando movimientos circulares. Es la técnica más recomendada en el caso de dientes y encías sanos.
La tercera técnica, se conoce como Starkey y es la ideal para los padres que cepillan los dientes de sus hijos de cero a siete años, garantizando una buena limpieza y sin dañar las encías. Para su realización, hay que colocarse mirando al espejo, cuando el niño es pequeño, apoyado sobre el pecho o la pierna y cuando pueda estar de píe, con el adulto detrás. En este caso, se divide la arcada (mentalmente) en sextantes con una inclinación de cuarenta y cinco grados y se realizan quince movimientos horizontales en cada parte.
En cuarto lugar, encontramos la técnica denominada Charters, diseñada para eliminar de forma adecuada la placa interproximal. Si existe mucho espacio entre los dientes, se padece enfermedad periodontal o se lleva ortodoncia, es la técnica más adecuada. Igualmente, se coloca el cepillo en un ángulo de cuarenta y cinco grados, con las cerdas hacia el borde del diente. Se fuerzan ligeramente las mismas para que entre en el espacio interdental y se realizan suaves movimientos vibratorios masajeando las encías. Para limpiar la cara interior de los dientes, se coloca el cepillo casi vertical y se utilizan las cerdas de la punta. La superficie masticatoria de los molares y premolares, se cepillan con un movimiento rotatorio ligero.
Por último, encontramos la técnica Fones o técnica horizontal, debido a que las cerdas del cepillo se colocan en un ángulo de noventa grados respecto a la dentadura. Para proceder, los dientes deben encontrarse en oclusión, es decir, cerrados y tocándose las puntas de ambas arcadas. Se divide mentalmente la zona en seis partes y en cada uno de ellos, se realizan diez amplios movimientos rotatorios. Para la cara interior de los dientes, se realiza la técnica del cepillado separado ya mencionada. Esta es la técnica que utilizan las personas que tienen limitaciones manuales y es la ideal para el cepillado de los dientes de los niños pequeños.
Estas son las técnicas e cepillado más habituales y que a buen seguro practicamos la mayoría. Es posible que en muchos casos, apliquemos una combinación de las mismas sin saberlo. Lo importante a fin de cuentas, no es la técnica si no su correcta ejecución. Cepillar los dientes durante el tiempo necesario y de alguna de las maneras indicadas es lo mejor que podemos hacer para preservar la salud de nuestros dientes y encías.
Otros hábitos saludables para la boca
Cepillar los dientes es fundamental. Lo hemos dicho, redicho y lo repetiremos. Ya lo sabemos. Pero también sabemos que no es lo único que podemos hacer para proteger los dientes de la placa. De hecho deberíamos reforzar el cepillado con otro tipo de prácticas que podemos incorporar a la rutina diaria de nuestra higiene dental. La boca no son solo los dientes, también lo son las encías y la lengua, o los espacios interdentales. Por lo que debemos prestar atención a estas zonas en las que los cepillos no tienen mucha cabida.
Una de las grandes olvidadas en nuestra higiene bucal diaria, es la lengua. Algo un tanto incomprensible, puesto que es la parte de la boca en la que mayor presencia y acumulación de bacterias podemos encontrar. De ahí que sea esencial su limpieza en la cruzada contra las enfermedades bucodentales.
Para procurar una buena limpieza lingual, lo mejor es utilizar un cepillo lingual, diseñado para este fin que facilita el arrastre de la capa blanquecina que cubre la lengua. Esta capa, compuesta por restos de comida, saliva o bacterias debe mantenerse a raya para mantener en buen estado la salud bucodental.
Otro aliado de nuestra higiene bucodental es el enjuague bucal. Utilizar un colutorio al menos dos veces al día, refuerza la función del cepillado y permite mantener en buen estado dientes y encías. Hay de varios tipos y para todos los gustos: enfermedad periodontal, mal aliento, antiséptico, anticaries, infantil… Importantísimo no enjuagar la boca con agua tras su aplicación pues pueden verse reducidos sus efectos. Usar enjuague bucal es uno de los pasos de la rutina de higiene bucal y nunca debe considerarse como un sustituto del cepillado.
Eliminar los restos que se acumulan en los espacios interdentales es algo que también deberíamos hacer de forma regular y diaria. Para ello, es necesario utilizar hilo dental, ya que el espacio interdental es demasiado estrecho como para poder acceder con el cepillo de dientes. Este paso constituye una de las medidas preventivas más importantes en la higiene diaria, pues utilizado de forma correcta, es la mejor manera de eliminar los restos acumulados en los espacios más inaccesibles.
En conclusión, solo podemos añadir que en función de la edad, las habilidades manuales de cada individuo o las circunstancias bucodentales personales, existe una técnica de cepillado adecuada para mantener a raya la placa dental. Si la que utilizas te funciona, no es necesario recurrir a ninguna otra o experimentar otra nueva. Junto a las técnicas de cepillado, el uso de otras herramientas complementarias ayudan a mejorar la higiene bucal y mantener esta parte del cuerpo en óptimas condiciones. No obstante, para tener una dentadura cien por cien limpia y sana, lo más conveniente es acudir de forma periódica al odontólogo para que compruebe que estás haciendo bien los deberes y en caso necesario, realice la limpieza profesional o tratamientos necesarios para devolver la salud de tu boca.